Guía práctica de español de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

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En esta ocasión solo quiero compartir con ustedes un documento, con el que he tenido la obligación y el placer de trabajar recientemente, que me parece muy útil para cualquier corrector ortotipográfico y de estilo de lengua castellana (y para cualquier persona curiosa). Me refiero a la Guía práctica de español, elaborado por el Servicio Lingüístico de la Universitat Oberta de Catalunya, que animo desde aquí a leer, criticar y consultar cada vez que sea menester.

El documento se agrupa en siete grandes bloques: 1) ortografía; 2) morfología y sintaxis; 3) neologismos y nuevas grafías; 4) redacción y construcción de la frase; 6) convenciones formales; y, por último, 7) edición de materiales didácticos, además de cuatro anexos sobre los errores y dudas más frecuentes en español, los antropónimos extranjeros, los topónimos extranjeros, de naciones y Estados del mundo, y los tratamientos protocolarios en castellano.

Por comentar únicamente algunos aspectos que me parecen particularmente reseñables, recomendaría de modo encarecido, en lo relativo al bloque temático de la ortografía, el apartado relativo a la escritura de casos dudosos (como el grupo consonántico -st-postsoviético; sin embargo, posguerra y no postguerra*), el tema del guion en las palabras compuestas (centroizquierda francoespañola, y no centro-izquierda* y franco-española*) o el eterno problema de los signos de puntuación y de la acentuación, que es algo en lo que persisten muchísimas dudas por parte de los hablantes (o escribientes, en este caso) de castellano.

En el bloque sobre morfología y sintaxis, el epígrafe concerniente al género de los sustantivos concita un gran interés, sobre todo si tenemos en cuenta que este sigue siendo un asunto polémico. Como curiosidad, respecto a los determinantes, ¿cuántos hablantes conocen que la norma prescribe el uso de los numerales ordinales en el lugar de los habitualmente usados partitivos (capítulo decimotercero, en lugar de capítulo treceavo*)? Aquí, sin embargo, surge el problema de hasta qué punto la norma prescriptiva puede seguir ignorando el uso común (la norma descriptiva, si se acepta la expresión). Otro aspecto digno de mención me parece el abuso, según el criterio de la UOC, al que se ha llegado con el empleo de los sustantivos deverbales (Tomamos la decisión de la salida, en vez de Tomamos la decisión de salir*). 

El tema dedicado a los neologismos y nuevas grafías es, debo admitirlo, una de mis grandes debilidades como lingüista. Todo lo que suponga creatividad, innovación lingüística… todo lo que implique crear problemas, quebraderos de cabeza o dudas respecto a la norma académica me hace disfrutar de lo lindo. ¡Qué le vamos a hacer! En este caso, hay recomendaciones de la RAE que me parecen manifiestamente mejorables. Por ejemplo, güisqui en lugar de whisky. Creo que no hace falta explicar por qué.

Acerca del tema reservado a la redacción y construcción de la frase, considero que la guía de la UOC expone, con una gran frescura además, los problemas más importantes que en cualquier momento se encuentra cualquier persona que decide escribir en la lengua de Cervantes. Me quedo en este punto con un consejo: evitemos construcciones artificiosas o rebuscadas. Si podemos decir algo de una forma clara, explícita y sencilla, ¿por qué acudir a complicaciones innecesarias? ¡No vamos a ser más listos ni más cultos por ello!

Por último, para los sibaritas obsesivos de la norma (entre los cuales no me incluyo, ¿por quién me han tomado?), son una delicia los epígrafe centrados en las convenciones formales (abreviaciones [abreviaturas, símbolos, siglas, acrónimos], mayúsculas y minúsculas, numerales, con letras o con cifras; enumeraciones, tipos de letra [negrita, cursiva, etc.], fórmulas matemáticas, criterios de traducción al español para personajes contemporáneos, históricos y legendarios; o el tratamiento de masculinos y femeninos y la ordenación alfabética) y en las cuestiones que tienen que ver con la edición de materiales didácticos, como el uso de las minúsculas para las formas de designación genérica de las personas o el de las mayúsculas para los enunciados de los ejercicios de los libros de texto.

En definitiva, que, si no han leído esta guía de la UOC, ¡ya están tardando en hacerlo! Y ahora, después de esta publicidad subliminal de la OUC (por cierto, estoy abierto a colaboraciones, ¡ejem!), me retiro a mis aposentos reales a continuar con mis labores. ¡Que sigan Uds. bien (confinados, pero bien)!